los barrotes de los días,
los alarga a su antojo
o no, quién sabe.
Es posible que resistan,
indemnes, las tormentas
e invasiones
convertidos en poemas
o en tulipanes.
Con cada dolor de cabeza
se estrena un verso,
azul casi siempre
como las lágrimas
y los peces.
Paloma G.
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