jueves, 31 de marzo de 2022

Qué años más malos llevamos -3 (Diario de un cabreo constante)

 Y llegamos al 9 de junio del 2020. No es que esas últimas semanas no estuviese cabreada,  es que me mantenía en prudente silencio.

Aaghhh, me muero de dolor de cabeza.
En estos momentos de sufrimiento y calvario sólo le pido al Señor que si se me lleva de un ataque de migraña, invite también al maldito vecino que lleva toda la mañana dando martillazos y que, por favor, a las puertas del cielo realice un pequeño cambio de paradigma y me entregue a MÍ el martillo y a él le recompense con el dolor de cabeza.
Por los siglos de los siglos...

Qué años más malos llevamos -2 (Diario de un cabreo constante)

 Era el 13 de abril de 2020 y sí, seguía confinada y alucinando...

Y continuamos para bingo: Tenemos el COVID 19, el meteorito ése que llegará en julio, las erupciones del Krakatoa i el Popocatépetl y ahora, hoy, los huracanes y tornados de EEUU que han causado multitud de víctimas e infinidad de daños.
Insisto en que el encargado del Apocalipsis debe presentar su dimisión ya,
Esto que estamos viviendo no es una extinción ni nada en condiciones. Esto es una chapuza que no pasaría los mínimos criterios de calidad de cualquier dictador profesional.
Qué tiempos aquellos en que te enviaban un meteorito comme il faut o una glaciación y al día siguiente se habían solucionado todos los problemas socioeconómicos del mundo.

Qué años más malos llevamos -1 (Diario de un cabreo constante)

 Era el 6 de abril del 2020, me tiré 14 días confinada por Covid en mi habitación. Llevaba ya tres semanas (y una vida) cabreada.

Niños y niñas, hoy en clase repasaremos Poesia 😂😂😂😂 (más vale que me lo tome a coña...)
ROMANCE DEL PRISIONERO
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.
Anónimo