miércoles, julio 17

Un cuento de hadas (aviso: es largo)

Este cuento como todas las cosas en la vida, tiene su historia detrás,  pero como considero que a veces es preciso vaciar el desván de la memoria para poder sacarle brillo al corazón, le quito un poco el polvo ahora para exponerlo donde lo vean las visitas y dejando claro que tiene la misma vigencia hoy que el día que lo escribí.

Paloma

 

Esta historia ocurrió hace mucho tiempo en un mundo en el que, por algún motivo, se había perdido la fantasía y ya no se escribían cuentos, ya nadie contaba historias de duendes y hadas; un reino en el que ya no quedaban princesas de rubias trenzas, ni príncipes azules.

Es decir, estaban allí pero no lo sabían, nadie creía ya en ellos, ni siquiera los mismos príncipes. No había fantasía, los trovadores no recorrían palacios y aldeas, los bardos no cantaban romances; en general, las leyendas habían muerto y los príncipes y princesas vivían en sus castillos sin saber de la magia ni de las hadas y sin comprender  que unos y otras existían aún.

En este caso, nuestra protagonista no sólo  desconocía  su calidad de auténtica princesa de cuento, sino  que ni siquiera creía que estas fuesen otra cosa que historias antiguas, producto de la imaginación. Y lo que es peor, tampoco creía en la existencia de los príncipes, ni de los sapos, que quieras que no, siempre ofrezcan posibilidades.

Nuestra princesa se llamaba…

No, no vamos a ponerle nombre. ¿Para qué? Solo era una de las muchas princesas que aún no habían averiguado lo que eran en realidad. Como tú misma.

Bien, pues como decía,  la princesa vivía en un castillo  muy alto, en la parte más alta de la torre más alta y dentro de esa torre tan alta, en lo más alto de unas escaleras,  estaban sus habitaciones. Arriba, aislada en su altura, nunca salía del castillo. 

No, no, no nos confundamos, la princesa no  estaba prisionera. No existía ningún mago malvado que la mantuviese atada  al lugar con un hechizo, no habían dragones vigilando  su puerta ni tenía  un padre severo que la hubiese prometido a algún horrible Rey de otro país lejano, no había nada de eso, pero el caso era que  la princesa no podía salir de la torre.

En realidad ella sabía  que podría salir, que tenía libertad para hacerlo,  pero cada vez que lo intentaba, en el preciso instante en que ponía el pie fuera del castillo, daba media vuelta y regresaba al interior. No sabemos si tenía miedo de lo que había más allá o si es que creía que no necesitaba más de lo que tenía, si quizá estaba resignada a la altura de su torre  o si simplemente la curiosidad no era lo  suficientemente fuerte. El caso es que se acercaba a la puerta, miraba al exterior y con un leve suspiro, sin agitación,  regresaba a sus habitaciones muy despacio.

Y así fue pasando el tiempo. Mucho tiempo. ¿Y sabéis? Al contrario que otras princesas de los cuentos, ella nunca, jamás suspiraba por su príncipe azul,  porque estaba convencida de que no existían y si hubiesen llegado a existir ¿cómo se habrían fijado en ella que se consideraba una mujer vulgar, anodina? Ella no esperaba nada nunca, o  a lo mejor no sabía que lo esperaba.

Pero lo que  tampoco sabía es que sí había otros países, otros lugares en los que sí existía la magia. En concreto, existía un lejano reino donde los príncipes eran dulces,  temerosos y tímidos y no se atrevían  a acercarse a las torres donde vivían las princesas. Ellos,los príncipes, tampoco eran felices porque sabían  que las princesas solo viven en lugares altísimos, demasiado altos para ellos y creían que era imposible llegar hasta ellas. En el fondo tenían tanto  miedo como las princesas, y ese miedo los ataba a ellas arriba, en sus almenas  y a ellos a la tierra, bajo el peso de sus armaduras, junto a sus caballos, siempre  de un lugar a otro.

Pero sucedió lo que tenía que suceder y mira por donde, un día la princesa bajó de la torre como hacía otras veces, se acercó a mirar el mundo exterior desde la puerta del castillo, con la misma precaución, con la misma indecisión de siempre y justo ese día , quiso la casualidad, que uno de los príncipes del reino que hemos dicho  había llegado al pueblo buscando algo de descanso en su viaje de regreso al hogar tras muchas batallas. Esa misma casualidad hizo que buscase el frescor de la fuente que había en la plaza, a los pies de la torre. 

La entrada al castillo era un hervidero de gente que entraba y salía, todos hablaban y se movían de acá para allá, pero, al alzar la vista tras beber de la fuente,  él la vio, y al girarse para regresar a sus aposentos, ella le vio a él.

La princesa que no sabía que lo era, no pensó en ningún momento que aquel joven de mirada dulce pudiese ser un príncipe, ¡todo el mundo sabía que eran cosas de viejas!

El príncipe que pensaba que las princesas eran inaccesibles en sus torres no imaginó que pudiese estar contemplando a una allí, tan cerca, a su altura.

Y sin saberlo, iniciaron el camino, cada uno dio un paso en dirección al otro, pero... Él no podía dejar de lado su armadura, su escudo, su caballo; todas aquellas pertenencias que pesaban tanto, que le anclaban al suelo y no quiso abandonarlas allí, sintió miedo. 

Ella no se atrevió a alejarse más del castillo, ya que  nunca había puesto los pies fuera de él, sintió miedo. Así que los dos retrocedieron y se fueron alejando uno del otro, la princesa dando la espalda a la concurrida plaza y el príncipe siguiéndola con la mirada hasta que la vio asomarse a una ventana y comprobó que vivía en una torre.

¡En una torre! Si vivía en una alta torre de un castillo tan alto, es que era una princesa. ¿Cómo había podido ser tan estúpido? Aquella joven no podía ser otra cosa que una princesa, aquellos ojos, aquel pelo… Le había confundido su aspecto asustadizo, su mirada clavada en el suelo, su timidez. En su reino las princesas no hacían esas cosas, en su reino las princesas eran altivas, las princesas sabían que eran princesas y se comportaban como tales, ella no. Y ahora temía haberla perdido.

Cada día, el príncipe, que no se podía deshacer del peso de su armadura y del recuerdo de las guerras vividas, se acercaba un poquito más a la torre del castillo, y también cada día, la princesa que aún no sabía que lo era, conseguía levantar la mirada con confianza y alejarse unos pasos de la entrada.  Todo era muy difícil para ellos, pero no dejaban de buscarse en la distancia.

Ella no sabía cómo podría ayudar al joven a sostener el peso de aquella enorme armadura, el peso de sus recuerdos y de sus armas para que pudiese avanzar un poco más y además era consciente de que eso es lo que se supone que hacen los príncipes de los que  hablaban las viejas. ¿Y si realmente tenía sangre real? ¿Y si era el príncipe que todas las princesas esperan? ¿Qué haría ella, una joven tan vulgar?

El príncipe, por su parte, tenía que luchar con el miedo a las alturas y con la desconfianza de la princesa. ¿Cómo llegaría a convencerla de su calidad? ¿Cómo le haría ver que era algo en lo que ni siquiera creía?

Pero esto no deja de ser un cuento de hadas, y los cuentos siempre acaban bien, así que os contaré que pasó después. En este tipo de historias siempre suele ser imprescindible la intervención de un hada madrina, la concesión de unos deseos o la llegada de unos enanitos del bosque, pero en este caso sólo fue precisa una mirada.

Ocurrió cuando, una mañana, durante unos segundos,  el príncipe dejó en el suelo su carga y la princesa se atrevió a salir del castillo con la frente alta. Fue sólo un momento, pero fue suficiente. Se miraron  y nada más. 

En ese preciso instante el príncipe supo que la princesa dejaría su torre si él la ayudaba a salir, y la princesa supo que él tenía sangre real, que era de verdad un príncipe y que le amaba aunque fuese una vulgar joven, aunque no tuviese esperanzas de ser correspondida. Y cuando empezaba a bajar la cabeza para dar la vuelta y regresar al castillo, él volvió a mirarla de ése modo que sólo se entiende en los cuentos y le dijo la verdad: que ella también tenía sangre azul, que existían las princesas tímidas y los príncipes de reinos lejanos y, sin añadir nada más, la besó. 

Y ya sabéis lo que pasa en este tipo de historias, que la magia y el amor van de la mano. El caso es que ese beso causó una curiosa reacción en la princesa, fue como si despertase de un hechizo, porque en aquel momento y sólo porque él lo afirmaba, ella se supo princesa. Y el príncipe, al verse correspondido, se sintió ligero, como si su armadura se desmantelase pieza a pieza, como si los recuerdos de la guerra se evaporasen de su memoria, como si ella borrase todo los sufrimientos. Y se amaron. A partir de ese momento las cosas fueron como deben ser en los cuentos: pasearon cogidos de la mano por los jardines del castillo, recorrieron los bosques, subieron a las almenas, tuvieron una boda majestuosa de la que participó todo el reino y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

Pensándolo bien, si esto fuese un cuento medieval, debería acabar con un trovador recitando unos versos y tañendo algún instrumento pero creo que ya se ha utilizado demasiada magia en esta historia como para andar conjurando contadores de romances así que elegiré yo misma unos versos para aderezar la historia. 

Supongo que nuestra protagonista habría escrito algo así  al darse cuenta de que solo se supo princesa cuando el príncipe la vio como tal, cuando el príncipe la amó como su más humilde súbdito y la hizo sentir como la alta dama que realmente era.

El poema se llama Muerte en el olvido y el trovador podría haber sido Angel González; dice así:

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...


 

martes, julio 16

Radiografía III (y última)

 

  • Creo en muy poquitas cosas y ninguna de ellas tiene o necesita un altar.
  • Hablo los suficientes idiomas como para que a unos les parezcan pocos y otros me pongan verde por utilizar alguno de ellos.
  • Mi cociente de inteligencia es tan insignificante como el tuyo, tan inútil, tan vacío e igualmente absurdo.
  • Habitualmente me siento más Principito que princesa y eso me gusta, me enorgullece.
  • Creo en la diferencia, en la diversidad, en la pluralidad pero me rijo por una normal muy humana  y primitiva: cuando me pinchan, sangro. Igual que tú. Eso nos une y es fundamental que lo entendamos ambos.
  • Estoy de vuelta de algunas cosas, pero tan, tan pocas que mejor sigo caminando y vuelvo a pasar por ellas antes que quedarme quieta contándolas y sin avanzar, prendida en sus luces.
  • Como dijo aquél (o creo que alguien lo dijo, y si no, lo patentaré con mi nombre) sé muy, muy poco sobre algunas cosas y nada, absolutamente nada sobre todo el resto.
  • De pequeña quería ser algo importantísimo, algo llamativo. No se me ocurrió nada mejor que querer ser Ministro. Durante años, estuve contestando eso, sin saber exactamente qué hacían esos señores que salían en la tele y de los que hablaban todo el tiempo.
  • Me consta que soy mi mejor amiga, mi firme aliada, mi fuente de fuerza y confianza, pero por los mismos motivos soy también mi peor enemigo y mi crítico más duro y feroz. A veces (muchas) mi freno.
  • Nunca he creído ni seguido a las águilas de acero, pero tampoco me cuento en el grupo de corderitos de Norit.
  • Leo incansablemente desde que era una renacuaja. Pasé sin darme cuenta de los “troquelados” a las novelas y sé que todos los libros que he leído a lo largo de mi vida han influido poderosamente en mí y no sólo porque he leído sino por QUÉ he leído.
  • Por suerte o por desgracia NO necesito ver los documentales de la 2 para ver cómo está el mundo. Una mirada alrededor con la mente tan o más abierta que los ojos, cambia muchas perspectivas personales.
  • Y para acabar, no he descubierto hasta ahora que me apetecía radiografiarme en público. Eso significa que todavía hay muchas cosas de mí que desconozco, lo cual es estimulante a estas alturas y me hace pensar en todo lo que desconozco aún del resto del mundo (lo cual es aún MÁS estimulante)

Radiografía II

Por ahí abajo, hace eones, dejé la primera parte de mi radiografía: las cosas que NO me gustan (son legión) 
Hoy traigo la parte positiva de ese análisis, mis amores y filias:

 
Dejando aparte el consabido amor de madre, ME GUSTA mi princesa. Es inteligente, dulce y con criterio. Yo SABÍA que sería una gran mujer algún día, pero ha superado mis expectativas.
Leer, acumular libros. Leerlos, vivirlos, disfrutarlos.
Me gusta Viggo Mortensen
Necesito el mar, me gusta la sensación de ir acercándome y notar el olor salino incluso a kilómetros de distancia.
Me gusta la Coca Cola.
Los hámsters. Lo he descubierto tarde, pero me enamoran. Adoraba a mi Pelusa y a Bob, ahora Neo me hace compañía.
Adoro los vaqueros, por encima de cualquier otra prenda.
Botas, muchas, de todo tipo.Uso botas todo el año excepto cuando el calor me lleva a las sandalias, y paso de unas a otras sin la etapa intermedia de los zapatos.
El regaliz, fíjate tú. Me pirra el regaliz.
Soy ADICTA a todo lo que tenga botones o teclas, y jamás he tenido ningún problema para entender como funciona ningún aparato electrónico. Me lo compro todo, es mi ruina. Eso sí, lo de la olla exprés lo llevo fatal.
Los tulipanes amarillos y las rosas azules.
Me gusta la gente amable, no serviciales, no simpáticos a la fuerza. Sólo amable, la amabilidad que emana a menudo de la felicidad y/o la serenidad.
Colecciono BRUJAS (será que soy una de ellas)
También colecciono todo lo que cae en mis manos de Star Wars y/o El señor de los anillos. (y al cabo de los años ha caído mucho, mucho, mucho)
Emm…me gusta Viggo Mortensen.
Me gusta sonreir y que me sonrían.
Adoro escribir con pluma estilográfica o de esas clásicas de madera con plumilla metálica que hay que mojar en el tintero.
El aroma de vainilla.
Los perfumes en general.
Me gustan las personas, me gusta conocerlas, saberlas…buscar la humanidad en el humano.
ADORO la poesía, en todo momento, en casi cualquier circunstancia.
En ese registro siento debilidad por Miquel Martí i Pol y por Luís García Montero (cuando oí su voz estuve por tirarle los tejos y todo, pero su pareja era una competencia demasiado feroz como para acercarme, Almudena Grandes era mucha Almudena Grandes)
NECESITO la música como respirar, a cualquier hora, de cualquier tipo, cada una tiene su momento.
Los que me conocéis sabéis que además de escuchar música, necesito cantar. Adoro cantar y tengo la suerte de compartir mi mundo con un “hombre orquesta”, así que lo pasamos en grande.
Me gusta ir a sentarme junto a mi faro y no hacer nada, sólo mirar el mar y seguir las evoluciones de los veleros hasta que los pierdo de vista.
Soy lectora compulsiva y me gusta una lista tan enorme de autores que necesitaría otra entrada mayor que esta para enumerarlos.
Me gusta mi rincón, mi biblioteca dónde están mis libros, mi ordenador, mis brujas, mis cosas…
Me gustan los libros en blanco marfil. Escribir sobre ese papel avainillado, sin cuadritos ni líneas que pauten.
Me encanta salir con mi cámara sin objetivo preciso, sólo a ver qué veo, a ver qué capto. Voy de caza.
Me gustan las personas con carácter, sin dobleces.
Jejeje, me pirran los videojuegos desde los tiempos del Super Space Invaders hasta hoy.
En realidad me gusta cualquier juego, desde el póker hasta el parchís, pasando por el Scrabble o el Trivial (aunque nadie quiere jugar conmigo)
Me gusta conducir con las ventanillas abiertas, la música muy fuerte, sin objetivo o sin prisa y cantando a grito pelado.
Me gusta mi trabajo, mucho. Lo disfruto. Tanto las clases con niños como con adultos.
Y hablando de niños, me encanta escucharles cuando están en su mundo, hablando entre ellos, no cuando los mayores los usamos como monitos de feria “dile a esa señora como hace el perrito”...
Las motos. Mucho. Como vehículo y como competición deportiva.
QUIERO (tarde o temprano) tener un velero (se admiten colectas múltiples)
¿He dicho ya que me gusta Viggo Mortensen?
Me gusta la fantasía, los cuentos, luzco orgullosa mi complejo de Peter Pan.
Al igual que dije que no me gustaban los bichos peludos (a excepción de mis hámsters) SI me gustan muchísimo los reptiles. Tuve un pogona o dragón barbudo, Nicanor se llamaba.
También dije que no me gusta comer pescado, pero me encantan los peces, el fondo marino, los acuarios.
Tengo el deseo secreto (y cualquier día lo hago) de saltar en paracaídas.
Adoro el sol, no por la tontería de ponerse o no morenos sino por una especie de recarga de energía. Soy la que en las terrazas siempre dice “quédate tú en la sombra, no me importa” (jeje, qué me va a importar)
Me gusta,precisamente por eso, el clima de mi tierra. Gracias a que la tramuntana arranca cualquier nube, hace sol incluso en los días más fríos de invierno y el cielo es siempre de un azul brillante.
Me gusta hablar, horas y horas, de lo que sea…el arte de la tertulia se está perdiendo y debería fomentarse.
Sería adicta al chocolate si no fuese que me controlo.
Me encanta el fútbol y soy culé hasta la médula.
Me gustan las personas libres más que liberales.
Me gustan los pequeños detalles por que sí. Ofrecerlos y recibirlos.
Me encanta cuando alguien ve algo agradable y le hace una foto con el móvil y me lo envía. Ese modo inmediato de compartir es fascinante.
Me gusta el lugar en el que vivo, es lo más parecido a la idea que tengo del paraíso.
Ahora me diréis de todo pero…me hacen gracia las arañas.
Evidentemente mi mundo es AZUL.
El resto, en la siguiente entrada, por no cansar…


viernes, septiembre 15

Tu idioma es de paletos.

 -Pero, vamos a ver tío ¿Qué necesidad tienes de hablar así, en un idioma que sólo entendéis cuatro gatos?

-Ya, pero es que esos cuatro gatos vivimos en la misma tierra. Además, es la primera lengua que oímos en casa, a nuestra madre, a nuestros abuelos, a los vecinos…   Es que os pensáis que lo hablamos para tocaros las narices.

-Sí, la verdad y porque sois un poco paletos. Si sales de ahí, no te va a valer para nada. ¿Te van a entender en Madrid, o en Londres…en París? No, ¿verdad?

-No, claro que no, y a un señor que venga de Brasil seguramente tampoco, pero para eso está lo de estudiar idiomas: yo hablo otras lenguas y cuando me sea preciso, las usaré.

-Joder, tío, pero es que es ridículo. A ver, ¿en cuantos países es oficial tu idioma?

-En uno.

-Lo dicho: ridículo. El español lo hablan seiscientos millones de personas y es oficial en docenas de países. O el inglés, mil y pico de millones y oficial también en medio mundo empezando por Estados Unidos.

-No me líes que Estados Unidos NO tiene idioma oficial. Lo consideran  discriminatorio. Cada estado regula ese tema y sólo la mitad lo ha hecho. Por otra parte, en Hawaï el inglés y el hawaiano son cooficiales, o en Dakota, que lo son el inglés y la lengua nativa de los Sioux.  Y además ¿qué más da cuantos habitantes hablen un idioma?  ¿Eso lo hace menos respetable?

-No, eso lo hace un idioma de juguete, o un dialecto, que es lo que es. Y no te salgas del argumento  ¿Cuántos sois?  ¡Si ni en vuestra propia tierra lo habla todo el mundo! Hay zonas enteras en que no lo habla nadie.

-Pues unos cuantos más de los que te imaginas. Varios millones. Y lo de esas zonas tiene su explicación en los movimientos migratorios, es lógico y habitual.

-Anda, vete a la mierda. Millones, dice.

-Pues sí, millones.  Es que os pensáis que sois el centro del universo, pero en Europa se hablan 84 lenguas. Y de esas, 24 son oficiales.

-Y el resto, de paletos, jajaja.  Anda, tío, no tengo ganas de discutir más, pero ya te digo que procures tener un buen nivel de esos otros idiomas, porque cuando salgas de ahí NO te va a entender ni Dios. Tu “lengua” no vale para nada fuera. Para nada.

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Bien, a todos os/nos puede parecer que esta conversación  habla del catalán, ¿verdad?  Claro, es que está llena de argumentos “cuñados” a tope: “si es que sois cuatro gatos” “fuera de Catalunya no os entiende nadie” “sólo es oficial en un país pequeño”

Pues no. Este diálogo podría referirse a varios países:

Bielorrusia (Belarús) con 9 millones de hablantes de bielorruso, oficial en un solo país.

Bulgaria, 10 millones de hablantes del Búlgaro, también oficial solo en un país.

Danés, solo 5 millones de personas hablan ese idioma. Dinamarca es el único país donde es oficial.

Eslovaco, con otros 5 millones de personas…

Esloveno, menos aún, oficial sólo en Eslovenia y con 2,2 millones de hablantes.

Finés, 5 millones de personas. Oficial sólo en Finlandia aunque se hable en zonas de Suecia y Noruega.

Gaélico irlandés. Oficial sólo en Irlanda y con apenas 350000 personas que lo utilizan.

El Letón y el Lituano, oficiales sólo en su país y con 2,5 millones y 4 millones de hablantes respectivamente.

Noruego, 5 millones de personas lo hablan en Noruega.

Y así podría seguir durante un buen rato y eso que SOLO he hablado de idiomas oficiales de países, he omitido aposta todos los cooficiales que son legión.

¿A que viene todo este rollo? Pues que me encantaría que ahora cualquiera de vosotros volviese a leer la conversación, pero en vez de pensar que se trata de un español y un catalán, vamos a leerla sabiendo que el primer personaje se llama August Larsson y es un señor sueco y el segundo se llama Erkki Lönghrot y es un señor finlandés.  O que el primero es un señor ruso y el segundo, un bielorruso intentando que el pez grande no se coma al pequeño.

En cualquiera de los casos, se da la circunstancia de que a todos ellos se les puede aplicar el argumento más cuñadísimo de todos, ese de “fuera de ahí tu idioma no sirve para nada”. No, el danés no sirve para nada, ni el finés, ni el bielorruso, ni el eslovaco, ni el corso, ni el catalán, ni el bretón, el gallego, el siciliano, el euskera, el sorabo, el sardo, el sami, el romaní, ni ninguna de las otras sesenta lenguas minoritarias y/o minorizadas sirve para absolutamente nada que no sea comunicarse con la gente de su entorno, con sus amigos, con su familia. Para vivir y aprender su cultura, sus costumbres, sus tradiciones, para leer, para escribir, para soñar, para crear…lo dicho, para nada.

Y a los que nos llamáis paletos, que os den mucho por ciento.

martes, julio 25

Tres cervezas

Luego decís que me lo tomo todo a coña, pero es que el mundo me pone a huevo algunas situaciones que sería pecado mortal reservármelas.

Esta mañana, serían las once y algo, estaba yo de pie en la acera esperando a que algún conductor se diese cuenta de que esas rayas blancas pintadas en el suelo son para priorizar el cruce a los peatones.

En un momento dado, oigo unas voces directamente detrás de mí; casi, casi en mi hombro izquierdo. Eran dos voces de mujer; por el timbre, seguramente no demasiado jóvenes.

-Mujer, no te enfades que no es para tanto, me he despistado con la hora, pero llegamos igual.

-Despistado no, eso es de las tres cervezas que te llevas ya bebidas hoy.

-Hija, y qué quieres, con la calor que hace... ¿Qué iba a tomar? ¿Un café con leche?

Ahí ya me puede la curiosidad y me giro a mirar olvidando si los coches se detienen o no.

Las dos señoras: metro y medio cada una, regordetas, recién salidas de la pelu y divinas de la muerte, vestidos coloridos y veraniegos que ya ha dicho una que hacía mucho calor. ¿Edad? Pues así a ojo, entre 85 y 90,  más lo segundo que lo primero.

Y ahora entiendo muchas cosas: yo, estresada, de mal humor mañanero, con los pelos como la Bruja Avería, vestida de oscuro y, ni de lejos tan divinísima como ellas. ¡Mañana desayuno cerveza!


No, no eran ellas pero podrían haberlo sido perfectamente.

jueves, junio 29

Calla

Necesito el silencio

que la lluvia no llegue

a rozar el suelo,

que se ahogue en la garganta

el rugir del viento

y que tu voz se borre

con cada aliento.


Paloma G.


jueves, mayo 4

Día de Star Wars

En todas partes el estreno había tenido lugar en noviembre de 1977, en mi ciudad creo que fue casi en navidades, no estoy muy segura. Sí sé que tenía 14 años y que esa tarde iba con mi amigas a ver una "peli de marcianos" o algo así. 

Unas horas después, al salir del cine, mis amigas se fueron a merendar. Yo pagué otra entrada y volví a ver "La Guerra de las Galaxias". Me había enamorado. 

Unos días después invité al cine a mi hermano pequeño sólo como excusa para volver a verla.   En fin, han pasado 46 años. Aquella niña de catorce, cumplió sesenta hace dos semanas pero viví las últimas escenas de The Mandalorian con los mismos ojos de niña emocionada con los que contemplé el ataque de los cazas estelares a la Estrella de la Muerte. Desde esas navidades del 77 he visto infinidad de veces TODAS las películas, los especiales, los documentales. Las he comprado, las he vuelto a comprar, las he revisionado hasta la saciedad en las plataformas de tv y sigo dando un respingo de alegría cuando anuncian su emisión en la tele "normal". Para mi memoria sigue siendo un acontecimiento. He comprado libros y más libros y he coleccionado todo lo habido y por haber hasta llenar vitrinas enteras de auténticos (para mí) tesoros. 

¿Que estas no son cosas para mi edad? ¡Al carallo! Precisamente ESAS COSAS nacieron conmigo, con mi generación. Star Wars nos pertenece a todos los que ese año 1977 teníamos 13, 14, 15 años y quedamos alucinados para siempre con algo nuevo, algo que era tan grande y tan diferente a lo que habíamos visto hasta entonces que no podíamos creerlo. Así que sí, sí es para mi edad. Además, lo que yo digo ¿qué diferencia hay entre el señor con traje que recorre mercadillos buscando sellos o vitolas de puros para su colección y los que vamos con una camiseta de Darth Vader buscando una pieza de Lego que nos falta o un llavero de R2D2? Pues eso...los dos somos unos frikis de manual como cualquier coleccionista, como cualquier apasionado de lo que sea. 

Y aprovecho para enviar un saludo y un achuchón a otro "warsie" auténtico @carlosacedoartwork , “Que la fuerza esté contigo… siempre”.

martes, julio 26

La O con un canuto

Estaba pensando en las percepciones erróneas que tiene mucha gente hacia los rockeros:  Esos melenudos, drogotas, ignorantes, borrachos, sucios y violentos que,  en resumen, son poco menos que delincuentes y no saben hacer ni la O con un canuto. 
Pensaba también  que cuando alguien comenta que su hijo toca la guitarra en un grupo, los demás  le miran así, como con una mezcla de un poquito de lástima y preocupación y un muchito de "si le hubieras educado mejor..."
Y mientras lo pensaba he recordado que Brian May, guitarra de Queen es Doctor en Astrofísica y colaborador de la Nasa; que Bruce Dickinson de Iron Maiden es licenciado en Historia  y empresario aeronáutico; Greg Graffin de Bad Religion, es geólogo y tiene un doctorado en zoología, además, imparte clases en UCLA y en Cornell; Tom Scholz de Boston, es ingeniero con master en el MIT; Mark Knopfler, de Dire Straits, se licenció en Lengua Inglesa y fue profesor en Essex durante 3 años; Art Garfunkel tiene un doctorado en historia del arte y posee un master en matemáticas; ; Dexter Holland de Offspring, es Doctor en Biología Molecular y ha publicado trabajos sobre el cáncer; o Gene Simmons, bajista de Kiss, maestro de Educación Primaria (Y no sólo nominalmente, sino que ejerció como tal) también tenemos a Tom Morello, fundador de Rage Against the Machine, licenciado con honores en Ciencias Políticas por Harvard, Chris Martin de Coldplay, licenciado en Lenguas Antiguas (latin y griego) Greg Graffin, de Bad Religion, Biólogo con postgrado en Zoología; Sting, también Profesor de Primaria; Lenny Kravitz, que es Diseñador de interiores; y por último - y ya no busco más- el magnifico Joe Satriani fue profesor de música en Berkeley con alumnos como Kirk Hammet de Metallica (casi ná)

Luego, ya por estas tierras, tenemos -por ejemplo- a Gran Wyoming (recordemos que también es músico)  Licenciado en Medicina;  Rozalén, licenciada en Psicología; Vanesa Martin, con 2 grados: Educación Infantil y Pedagogía; Santiago Auseron que es Doctor en Filosofía y ha impartido clases en la Complutense, en Harvard y en Princeton; Pablo Alborán que también eligió la Filosofía, terminó la carrera e inició Publicidad; Cepeda estudió arquitectura, diseño industrial y terminó con un máster en diseño para la automoción, no está mal; Jorge Ruiz, de "Maldita Nerea" es logopeda y maestro de audición y lenguaje; también C Tangana es Licenciado en Filosofía;  Rosalia, graduada en la ESMUC (su disco "El mal querer" era el Trabajo Final de Grado (los músicos urbanos están tan mal vistos como los roqueros, o peor) Y, como ellos,  docenas más.

Ah, y ya que hablamos de música urbana y Rosalía, etc. me viene a la mente que aún peor vistos que ellos y los metalero están los cantantes de música latina y, sobre todo, los de reggaeton. Y aquí también tenemos sorpresas: una Señora con S mayúscula, Gloria Stefan, es licenciada en Psicología; Fher, de Maná es Licenciado en Comunicación y Periodismo; Bad Bunny (sí, él) también estudió Comunicación; René Pérez, de calle 13 (urbana), estudió Arte e Interpretación en Georgia y realizó su Máster en Dirección en Barcelona; Karol G tiene terminada la carrera de Música; Carlos Vives, Licenciado en Publicidad; Shakira, Historia por UCLA, habla 7 idiomas y posee un QI de 142; Jorge Drexler es médico, concretamente otorrinolaringólogo;  Alejandro Fernández es arquitecto;  y... ¿sigo?

Ojo, sólo he mencionado a quien terminó sus estudios universitarios, que luego hay docenas más de intérpretes que abandonaron en el tercer o cuarto año de carrera y la mayor parte por no poderlas compaginar con la vida de músico famoso, no por malas calificaciones.

En fin, señores, que habría que ir revisando esos prejuicios y esos puñeteros tópicos.

martes, mayo 3

Qué años más malos llevamos - 10 y último (Diario de un cabreo constante)

De esto hace, nada...poco más de un mes. Finales de marzo. Y seguimos igual de tontos.

"Muy poco tiempo antes, en febrero, el Ministerio de la Abundancia había lanzado la promesa de que no habría reducción de la ración de chocolate durante el año 1984. Pero la verdad era, como Winston sabía muy bien, que la ración de chocolate sería reducida, de los treinta gramos que daban, a veinte al final de aquella semana. Como se verá, el error era insignificante y el único cambio necesario era sustituir la promesa original por la advertencia de que probablemente habría que reducir la ración hacia el mes de abril"
1984 -George Orwell
Y esto es lo que he recordado hoy cuando, tras dar medio paso atrás, el gobierno anuncia una "rebaja" de 20 cts. por litro de combustible y una cadena de televisión preguntaba a la gente de la calle cuanto podrían ahorrar a partir de ahora. Lo más heavy es que los parroquianos respondían felices que " hombre, todo lo que sea ahorrar..." o "pues muy contento con la rebaja..."
Vamos a ver, ¿Es que soy la única que se ha dado cuenta de que si en las últimas semanas el litro ha subido 60 céntimos y ahora lo bajan 20, no sólo no hay ahorro sino que estamos pagando 40 céntimos más que hace un mes? ¡Qué fácil resulta engañarnos, corcho!

Qué años más malos llevamos - 9 (Diario de un cabreo constante)

 No suelo ver El Hormiguero pero me he quedado clavada escuchando a Julia Otero.

Nunca, en los años transcurridos desde que tuve mi (s) cáncer (es) me había sentido tan identificada con nadie. Siempre me quejo e insisto en que me revienta eso de "eres fuerte, qué valiente; una luchadora..." y me revienta porque no, los enfermos de cáncer no "peleamos" no "vencemos", lo único que hacemos es sobrevivir. Punto.
Julia ha defendido esa postura, la de no ser ejemplo ni abanderada, sino simples seres humanos muertos de miedo y que hacemos lo que hace cualquier otro enfermo: sobrevivir si podemos, si nos dejan y si la medicina nos ayuda.
Ya. Solo eso. Nada más.
Cada vez que me han quitado un trocito de mí (literalmente) y no hace mucho de la última, algún amigo/a me ha mirado con orgullo mientras me decía: "tú puedes, eres una luchadora"
Mentira. Yo lo que estoy es muerta de miedo. Cada vez que en mis diagnósticos sale la palabra "carcinoma", lo único que pienso es "¿será ahora?" Y eso es lo que pensamos TODOS. No somos Rambo, no nos sentimos héroes o heroínas. No.
Ni mucho menos.
¿Qué no somos -o no soy- la reina del drama? Puede. ¿Que no necesito ir llorando por las esquinas? También. Pero eso no es fuerza, no es lucha, no es pelea, es simplemente aceptación y conocimiento de un hecho: hay un tumor. Vale. ¿Qué hay que hacer para no morirse?
Y una vez la quimio te destroza, lo único que quieres es que se acabe, que llegue esa última sesión. Y eso tampoco es lucha ni fuerza, es agotamiento, es miedo a seguir sufriendo.
Y en todos estos años nunca, jamás, había encontrado a otra persona, a otra mujer que sintiese lo que yo llevo sintiendo todo este tiempo y que, con dos ovarios como dos camionetas, lo ha expuesto ante todo un país.
Gracias, Julia.

Defensa personal

Por si acaso la cosa se complica y empieza la III Guerra Mundial, he memorizado "¿Qué haces, imbécil? ¿No ves que soy de los vuestros?" en 143 idiomas y 247 dialectos.



Qué años más malos llevamos - 8 (Diario de un cabreo constante)

Y, claro, llegaba el buen tiempo (Junio del 2021) y salían los garrulos en manada a abrir sus bocazas.

Si no es tu cuerpo, no opines. Punto.
No tienes derecho ni yo tengo necesidad de escucharte.
Créeme, las gordas tenemos ojos. Y espejos. E incluso básculas. Y una adecuada combinación de todos ellos consigue que seamos conscientes de nuestro físico. Y ese físico igual no nos molesta, o nos gusta o nos parece aceptable... pero puede ser que no, puede ser que lo odiemos, y nos odiemos por ello y que tu opinión sea la puñetera gota que lleva el vaso al límite. Puede que esa maldita opinión tuya que no le importa a nadie, llegue a crearnos serios problemas físicos y psicológicos y que sea peor la cura que la enfermedad.
Tengo 58 años y estoy gorda y también estoy más que de vuelta de casi todo, pero a mis 17/20 años le hizo mucho más daño a mi salud la gordofobia de la gente que el poco sobrepeso que tenía entonces.
Tu opinión me enfermó, capullo. Sí, la tuya.
Recuerdo toda una juventud de "Qué pena , es guapa pero está gorda" "¿Te vas a poner eso? es para gente delgada..." y así un día y otro, amigos y enemigos, familiares y -alucina- perfectos desconocidos . Y yo que en aquellas épocas pesaba sobre 65 / 67 kilos con 1,69 de altura , me veía como un globo sonda, como la ballena que se tragó a Jonás, como una foca despreciable de la que era totalmente normal que se riesen mis amigos. Porque se reían. Unos se reían como si fuese una gracia inocente (seguro que tú que me lees eras uno de ellos) y otros, muy bienintencionados, me decían "pero mujer, haz algo, no puedes ir por la vida con esas pintas"
Y así hice TODAS las dietas del mundo hasta -literalmente- dejar de comer y desmayarme en plena calle. Me mediqué con todo lo que me recomendaron (incluso todo a la vez) me sometí a todas las torturas del mundo, al dolor de la mesoterapia, a los terribles morados y el no poder andar de la liposucción. Lo hice todo. TODO. Llegué a pesar 62 kilos. Ni uno menos, nunca.
Pero no fue suficiente, seguí siendo a la que describían como "sí, mujer, la gorda" y lo hacían como si fuese por gusto, como si esos kilos fuesen fruto de no cuidarse (yo, que no salgo a la calle sin mi labial, ni a bajar la basura...), como si yo misma me importase una mierda.
Afortunadamente no es así: yo me importo y mucho. Y eso y la compañía de mi chico, frenaron lo que estaba a punto de convertirse en un desastre muy grave. Porque ya no tenía ni hambre, ya no me acordaba de comer, ya no me importaba el dolor, ya no funcionaba bien mi sistema digestivo. Ese momento SÍ fue un problema de salud.
Tengo 58 años, estoy gorda pero me veo divina. La opinión de la gente -sea quien sea- me preocupa tanto como el índice de crecimiento de la musaraña septentrional en la época de los monzones y soy feliz con mi cuerpo.
Ah, y el guapo que me diga: "sí, pero la salud, le cuestas dinero al sistema, comes mal, bla, bla, bla"...
Apunta nene: no como grasas, apenas como carne, NO tengo niveles anormales de azúcar, ni de colesterol, ni de triglicéridos...en resumen, que seguramente mis analíticas sean mucho mejores que las tuyas.
Y, créeme, le costaba mucho más dinero a la Sanidad pública cuando tenía que venir una ambulancia a casa y llevarme al hospital con el cuerpo doblado de dolor porque mi aparato digestivo había dicho "al carallo, ya no me muevo más" .
Además, no me vengas con excusas, a ti el gasto sanitario te la pela. A ti lo que te molesta es que no esté buena para poder hacer el troglodita "unga, unga, teta, culo" en la playa. Precísamente tú que hace años que dejaste de ser monísimo y ahora eres un señor tan normal como todos: calvo, barrigón y tonto. Bueno, tonto llevas siéndolo cincuenta años, no quiero quitarte ese mérito exclusivo tuyo.
A ti mi salud no te importa, ni la tuya. Tú no eres más que un cuñado gordófobo que si no opina de lo que no le incumbe, se muere.
Pues cállate, no opines, no me importa lo que pienses, no necesito saberlo, no me ayudas ni te ayudas, no estás capacitado y no tienes derecho porque NO es tu cuerpo, es el mío.

¡Qué bonito todo!

O sea, yo creo que hay que saber encontrar la poesía incluso en los momentos más sencillos y cotidianos. ¿Qué hay más íntimo y dulce que una conversación entre madre e hijo?

-¡Marcooooooooooossss!
-¿Quéeee?
-¡Ven un momentoooo!
-¡No puedo, mamá!
-¡Marcoooooooooos, que vengas!
-¡Que no puedo!
-¡Marcos, que como vaya yo te vas a enterar! ¡Marcoooooooos!
-¡Que no puedo, mamá, que estoy cagandooooooo!
Esto ha sucedido hace como una hora, lo oía (muy a mi pesar) por el patio de luces y también nos muestra lo íntimo y poético de vivir en una comunidad de vecinos. 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣

Qué años más malos llevamos - 7 (Diario de un cabreo constante)

Lección para hoy, 13 de noviembre de 2020 (reedición por motivos obvios):

Si una frase empieza por "No soy" u otro verbo en primera persona del presente de indicativo, seguida de cualquier adjetivo o definición y continúa con "pero", se puede ahorrar tinta eliminando la negación, el verbo y la preposición. Automáticamente, la frase se vuelve afirmativa y cobarde.
Veamos unos ejemplos:
1- No soy racista pero estoy harto de que los inmigrantes tengan/digan/hagan... Significado real : Soy racista, estoy harto de que los inmigrantes tengan/digan/hagan...
2- No soy machista pero me parece que las mujeres se han venido muy arriba... Significado: Soy machista, me parece que las mujeres se han venido muy arriba.
3- No defiendo a los maltratadores pero creo que muy a menudo ellas mienten. Significado; Defiendo a los maltratadores, creo que muy a menudo ellas mienten.
4- No soy homófobo pero me resulta desagradable ver a dos hombres besarse en público... Significado: Soy homófobo, me resulta desagradable ver a dos hombres besarse en público.
Se ha entendido bien ¿ verdad?
Pues eso...


Y justo antes de darle a "publicar" me viene a la memoria un comentario de Morgan Freeman que merece que le pongan en un altar; dice: “Odio la palabra homofobia, porque no es una fobia. Usted no tiene miedo, usted es un imbécil.” Voilà!

Qué años más malos llevamos - 6 (Diario de un cabreo constante)

Esto ocurría el 15 de septiembre.  Y yo no sabía si reír o llorar.

Polémica por un estudio del New York Times que determina que los españoles no son de raza blanca

Actualizado 

En el reportaje, el diario estadounidense asegura que el 80% de las personas más poderosas de EEUU son de raza blanca, pero no las nacidas en España y Portugal




A ver, dejando de lado que, en pleno siglo XXI no hay nada más racista, vomitivo, absurdo, ofensivo, hipócrita, estúpido y perverso que clasificar a las personas por su raza (Y por la pasta que tienen, que ya es heavy ) me pregunto quién ha sido el espabilado que ha llegado a esta conclusión.

Sinceramente, a mí me importa un bledo si tengo sangre judía, árabe, negra, vikinga o de horchata pero cuando me pongo delante del espejo y veo esta piel blanco nuclear, los cientos de pecas, el verde claro de los ojos, el color de mi cabello...   Después miro a mi madre, hermana, sobrinos que parecen todos salidos de una excursión al Valhalla y pienso: "caray, tú, ¿a qué, exactamente, le deben llamar  ser blanco estos americanos?"

Coñas aparte, hace 90 años en Alemania había un tío con bigote también muy obsesionado con el tema de la pureza de la raza.

Involucionamos!!!

Qué años más malos llevamos - 5 (Diario de un cabreo constante)

"Yo no soy racista, pero..."

"Ni machista ni feminista, yo soy normal"
"No, si a mi eso de los gays me da igual mientras se lo monten entre ellos"
"Tanta paguita, tanta paguita. A mí nadie me ha dado nada, me lo he ganado todo trabajando"

¿Te suenan? ¿Las usas? ¿Sí?
Pues créeme: eso tuyo SÍ és un problema.

Qué años más malos llevamos -4 (Diario de un cabreo constante)

A veces conoces a alguien y lo sabes a primera vista. No hay dudas.

Esa es la persona SIN la cual quieres vivir el resto de tus días.

Páginas

Hoy he leído un nuevo
libro.
Ciento tres páginas de vida
y hambre.
Un espejo,
una luz
                        encendida,
un trozo de pan con aceite
y sal.
Y el roce del terciopelo en las rodillas.
Hoy he acabado de leer
un libro.
Olía a canela, a miel y a desafío.
Un ovillo de lana
y una mujer
sonámbula
a punto de abalanzarse sobre
un nuevo libro.

Paloma G.

domingo, mayo 1

Minifiesto

No pienso pedir permiso

para abrirme al mundo.

Mi desnudo es mío, como mi piel

y mis pechos.

Amo y hablo y transito por los años 

con la indolencia del calendario mudo.

Y pinto el lienzo de mi mirada libre

con osadía, desde el fondo.

Hasta el fondo.

Tú, que esperas el barro maleable entre

 los dedos, 

hallas aquí una roca azul con alas 

y raíz de madreselva.


Paloma G.



Women

No somos
ni más ni menos
que todo, que nada, que más.
Pero somos.
Eres.
Soy.

Paloma G.

jueves, marzo 31

Qué años más malos llevamos -3 (Diario de un cabreo constante)

Y llegamos al 9 de junio del 2020. No es que esas últimas semanas no estuviese cabreada,  es que me mantenía en prudente silencio.

Aaghhh, me muero de dolor de cabeza.
En estos momentos de sufrimiento y calvario sólo le pido al Señor que si se me lleva de un ataque de migraña, invite también al maldito vecino que lleva toda la mañana dando martillazos y que, por favor, a las puertas del cielo realice un pequeño cambio de paradigma y me entregue a MÍ el martillo y a él le recompense con el dolor de cabeza.
Por los siglos de los siglos...


Qué años más malos llevamos -2 (Diario de un cabreo constante)

Era el 13 de abril de 2020 y sí, seguía confinada y alucinando...

Y continuamos para bingo: Tenemos el COVID 19, el meteorito ése que llegará en julio, las erupciones del Krakatoa i el Popocatépetl y ahora, hoy, los huracanes y tornados de EEUU que han causado multitud de víctimas e infinidad de daños.
Insisto en que el encargado del Apocalipsis debe presentar su dimisión ya,
Esto que estamos viviendo no es una extinción ni nada en condiciones. Esto es una chapuza que no pasaría los mínimos criterios de calidad de cualquier dictador profesional.
Qué tiempos aquellos en que te enviaban un meteorito comme il faut o una glaciación y al día siguiente se habían solucionado todos los problemas socioeconómicos del mundo.


Qué años más malos llevamos -1 (Diario de un cabreo constante)

Era el 6 de abril del 2020, me tiré 14 días confinada por Covid en mi habitación. Solita. Llevaba ya tres semanas (y una vida) cabreada.

Niños y niñas, hoy en clase repasaremos Poesia 😂😂😂😂 (más vale que me lo tome a coña...)

ROMANCE DEL PRISIONERO
Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
dele Dios mal galardón.
Anónimo