- Creo en muy poquitas cosas y
ninguna de ellas tiene o necesita un altar.
- Hablo los suficientes idiomas
como para que a unos les parezcan pocos y otros me pongan verde por
utilizar alguno de ellos.
- Mi cociente de inteligencia es
tan insignificante como el tuyo, tan inútil, tan vacío e igualmente
absurdo.
- Habitualmente me siento más
Principito que princesa y eso me gusta, me enorgullece.
- Creo en la diferencia, en la
diversidad, en la pluralidad pero me rijo por una normal muy humana y primitiva: cuando me pinchan, sangro.
Igual que tú. Eso nos une y es fundamental que lo entendamos ambos.
- Estoy de vuelta de algunas
cosas, pero tan, tan pocas que mejor sigo caminando y vuelvo a pasar por
ellas antes que quedarme quieta contándolas y sin avanzar, prendida en sus
luces.
- Como dijo aquél (o creo que
alguien lo dijo, y si no, lo patentaré con mi nombre) sé muy, muy poco
sobre algunas cosas y nada, absolutamente nada sobre todo el resto.
- De pequeña quería ser algo
importantísimo, algo llamativo. No se me ocurrió nada mejor que querer ser
Ministro. Durante años, estuve contestando eso, sin saber exactamente qué
hacían esos señores que salían en la tele y de los que hablaban todo el
tiempo.
- Me consta que soy mi mejor
amiga, mi firme aliada, mi fuente de fuerza y confianza, pero por los
mismos motivos soy también mi peor enemigo y mi crítico más duro y feroz.
A veces (muchas) mi freno.
- Nunca he creído ni seguido a
las águilas de acero, pero tampoco me cuento en el grupo de corderitos de
Norit.
- Leo incansablemente desde que
era una renacuaja. Pasé sin darme cuenta de los “troquelados” a las
novelas y sé que todos los libros que he leído a lo largo de mi vida han
influido poderosamente en mí y no sólo porque he leído sino por QUÉ he
leído.
- Por suerte o por desgracia NO
necesito ver los documentales de la 2 para ver cómo está el mundo. Una
mirada alrededor con la mente tan o más abierta que los ojos, cambia
muchas perspectivas personales.
- Y para acabar, no he
descubierto hasta ahora que me apetecía radiografiarme en público. Eso
significa que todavía hay muchas cosas de mí que desconozco, lo cual es
estimulante a estas alturas y me hace pensar en todo lo que desconozco aún
del resto del mundo (lo cual es aún MÁS estimulante)
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