No pienso pedir permiso
para abrirme al mundo.
Mi desnudo es mío, como mi piel
y mis pechos.
Amo y hablo y transito por los años
con la indolencia del calendario mudo.
Y pinto el lienzo de mi mirada libre
con osadía, desde el fondo.
Hasta el fondo.
Tú, que esperas el barro maleable entre
los dedos,
hallas aquí una roca azul con alas
y raíz de madreselva.
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