domingo, 27 de marzo de 2016

No calen paraules

Sin más palabras.
NN.
 
LAS RAZONES DEL VIAJERO
 (Luís García Montero)
 
Está solo. Para seguir camino 
se muestra despegado de las cosas. 
No lleva provisiones.
Cuando pasan los días 
y al final de la tarde piensa en lo sucedido, 
tan sólo le conmueve 
ese acierto imprevisto 
del que pudo vivir la propia vida 
en el seguro azar de su conciencia, 
así, naturalmente, sin deudas ni banderas.
Una vez dijo amor. 
Se poblaron sus labios de ceniza.
Dijo también mañana 
con los ojos negados al presente 
y sólo tuvo sombras que apretar en la mano, 
fantasmas como saldo, 
un camino de nubes.
Soledad, libertad, 
dos palabras que suelen apoyarse 
en los hombros heridos del viajero.
De todo se hace cargo, de nada se convence. 
Sus huellas tienen hoy la quemadura 
de los sueños vacíos.
No quiere renunciar. Para seguir camino 
acepta que la vida se refugie 
en una habitación que no es la suya. 
La luz se queda siempre detrás de una ventana. 
Al otro lado de la puerta 
suele escuchar los pasos de la noche.
Sabe que le resulta necesario 
aprender a vivir en otra edad, 
en otro amor, 
en otro tiempo.
Tiempo de habitaciones separadas.

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