sábado, marzo 26

Frío

Qué negras sombras me obligan a huir despavorida,
dejando tras de mí jirones de mi alma, retazos de mis sueños.
Corriendo desnuda por una playa sin mar, ni arena, ni cielo, ni algas.
Llorando lágrimas secas que desgarran mi piel a su paso.
Qué nubes de tormenta me anuncian  un trago amargo,
un frío en las entrañas, cortante, dolor de látigo.
Llamando a cada puerta, mi puño ensangrentado e inútil, en fin, nada.  
Cayendo de rodillas sobre el suelo pedregoso, estéril como el mañana.
Quién sepa decir que hable ahora, que me diga, que responda:
¿Por qué la noche tan vacía de abrazos, con su abrazo me atenaza? ,
¿Qué penumbra ciega el ojo, el corazón detiene y la encendida boca apaga?.
Y al final solo viento gris, que levanta barreras de polvo,
opacas, frías, gigantes, como torres de piedra.
Como mi miedo.
Paloma G.

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