miércoles, 11 de enero de 2017

Hadas


De todos es sabido que cada vez que un niño abandona su infancia y deja de creer en las hadas, una de ellas muere de inmediato.
Yo, como niña crecida, como eterna Peter Pan en versión femenina y sobre todo como la bruja que siempre he sabido que soy, no quiero ser cómplice de la desaparición de mis hermanas aladas y, como defensa ante este mundo gris y de hormigón en el que los juguetes sólo funcionan a pilas y las ilusiones se pagan con tarjeta visa, proclamo abiertamente y con permiso de Wendy que:


¡Creo en las hadas, yo creo, sí creo!


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