lunes, septiembre 17

Verde y negro


Y se hace tarde
rodeada de la nada
que es este mundo verde
tan lejano.
Un grillo llama a su
compañera con frenético
chirrido telefónico
y en la carretera, el silencio
se rompe sólo de tarde en tarde
cuando algún vecino vuelve a casa,
las manos encallecidas,
el cuerpo helado.
La cortina de color tranquilidad
me separa del negro de la noche,
del frío abstracto de los campos,
de la luz alicaída de una estrella
apenas visible entre la bruma.
Es de noche  y las horas no avanzan,
quizá sólo pasan de largo sin
hacerme caso,
sin dejarme apartar su velo tibio,
grueso, de terciopelo,
mientras los restos del cigarrillo
se consumen entre los dedos
olvidado ya su aroma,
mientras el alma pone proa
al laberinto del sueño.

Paloma G.
***El recuerdo de una maravillosa noche, apoyada en la barandilla de un hórreo en medio del campo, cerca de Luanco, en Asturias.

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