Ahir a la nit llegia una vegada més aquest
paràgraf:
"Los
años de Universidad se acortan, la disciplina se relaja, la Filosofía, la
Historia y el lenguaje se abandonan, el idioma y su pronunciación son
gradualmente descuidados. Por último, casi completamente ignorados. La vida es
inmediata, el empleo cuenta, el placer lo domina todo después del trabajo. ¿Por
qué aprender algo, excepto apretar botones, enchufar conmutadores, encajar
tornillos y tuercas?"
Més endavant, continuava llegint:
"Si
no quieres que un hombre se sienta políticamente desgraciado, no le enseñes dos
aspectos de una misma cuestión, para preocuparle; enséñale sólo uno. O, mejor
aún, no le des ninguno. Haz que olvide una cosa llamada Guerra. si el Gobierno
es poco eficiente, excesivamente intelectual o aficionado a aumentar los
impuestos, mejor es que sea todo eso que no que la gente se preocupe por ello.
(…) Dale a la gente concursos que puedan ganar recordando la letra de las
canciones más populares, o los nombres de las capitales de Estado, o cuanto
maíz produjo Iowa el año pasado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales
encima tantos "hechos" que se sientan abrumados, pero totalmente al
día en cuanto a información. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán
la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices por que los hechos
de esta naturaleza no cambian. No les des ninguna materia delicada como
Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos. Por ese camino se
encuentra la melancolía"
Fa
pensar, oi? Sembla una radiografia esgarrifant
dels moments que vivim. D'ahir, d'aquest matí... En
realitat ho va escriure Ray Bradbury el 1953 a la seva "Fahrenheit 451"
ambientada en un futur que podria ser avui mateix. I si no ho és, s'hi assembla
molt. Massa.
Hi
ha una sèrie de novel·les de política-ficció basades en distopies que llegeixo cada any des de fa... Uf, ni ho sé: Fahrenheit 451, Un món feliç, 1984, darrerament hi he afegit El conte de la serventa i alguna més. Sempre començo
per una qualsevol i acabo llegint-les totes, no sé si buscant la ficció
davant la realitat que veig diàriament.
Però
no. Sempre, absolutament sempre em queda el mateix mal gust de boca.
I
la mateixa por.
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