martes, 1 de noviembre de 2016

Cansancio

No hace demasiado tiempo, un par o tres de años quizá, y a la vista de como está el patio político y las incontables noticias de corrupción, habría tardado apenas tres minutos en abrir este blog con idea de desahogarme, de decir lo que pienso, de acordarme de la madre y otros allegados de más de una y más de dos figuras del Gobierno. 
O sea, lo normal.

Ahora ya no puedo.

Por un lado, no hay nada que yo pueda decir que no se haya repetido hasta la saciedad en Facebook, Twitter y demás redes sociales. Yo misma he vertido en ellas mi opinión, comentarios y enfados y, por otra parte, he compartido las palabras de otros muchos en ese sentido, por lo tanto sería redundar en la materia.

Por otra parte, cada día me da más la sensación de que mezclar algo tan deleznable y obsceno como es la política actual con fotografías de lugares que me han impresionado, poemas que me han emocionado o música que despierta todos los ecos de mi alma, es envilecer a estos últimos, profanar la plataforma que los contiene y, de algún modo, degradarme a mí misma.

Es tanto el asco, la repulsión, el aborrecimiento, la decepción, el desencanto, la frustración y la sensación de fracaso colectivo que siento, que ahora mismo soy incapaz de escribir algo mínimamente bello, optimista, dulce... y odio a toda esta casta política TAMBIÉN por ello. TAMBIÉN.


En fin...

Hölderlin preguntaba “Para qué poetas en tiempos de crisis”. ¿Para qué? En palabras de Gabriel Celaya

"Poesía para el pobre, poesía necesaria

como el pan de cada día,

como el aire que exigimos trece veces por minuto,

para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica."

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