Cada noche tu imagen,
insistente siempre,
vigente en mi memoria,
persiste en las horas y en los días.
Tu cuerpo, idea tangible y fiel
que invade los recodos
y recorre los espacios que me quedan.
Te recuerdo así, quizá te siento,
intensamente cercano,
infinitamente mío
roce de mi alma y de mi piel.
Guía en mis viajes por tus sueños
espejo de mis deseos
que se hacen eco en tu voz,
al tacto que nace
de mis propios dedos.
NN.
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