domingo, 3 de abril de 2016

A quien corresponda...

A quien corresponda:
Aprovechando la plataforma pública que es un blog, quiero dejar claros una serie de puntos importantísimos y que afectan a mis correos electrónicos  con la esperanza de que dejen de enviarme tonterías de una puñetera vez y la media de correos recibidos no deseados baje del medio centenar diario. Gracias.
Enumero:
  1. NO necesito para nada una réplica de Rolex por muy barata que sea, ni siquiera un Rolex auténtico. De hecho sólo uso SWATCH que son delgaditos y no pesan nada, así que, señores, ahórrense llenarme el buzón con ofertas increíbles.
  2. TAMPOCO necesito un crédito preconcedido. Sí, sí, ya sé que es una cantidad nada desdeñable, ya sé que las condiciones son increíbles, ya sé que puedo pagarlo en cómodos plazos (y que si no lo hago, me romperán las piernas) pero NOOO!!
  3. Créanme que en estos precisos momentos no me es imprescindible el uso de la Viagra. Posiblemente en otros momentos tampoco. Me da igual el efecto inmediato, la duración de la erección y la potencia sexual que pueda derivarse de ella. Por mí pueden ustedes tomarse toda la que pretenden venderme a mí y convertirse en la versión erótica de Speedy González, pero NO me envíen más propaganda, leches!
  4. Les parecerá una casualidad, pero el mismo motivo que impide que necesite Viagra es el que hace innecesario el uso de un aparatito de tracción de esos para alargar el pene: NO TENGO (pene, me refiero). Ahórrenme la pérdida de tiempo de ir borrando todos y cada uno de los anuncios al respecto.
  5. No se lo van a creer pero, TAMPOCO quiero participar en casinos virtuales, ruletas cibernéticas o quinielas chateras. Yo le compro el cuponcito al mismo señor de siempre y doy por satisfecha mi ludopatía.
  6. Añado a la lista los increíbles apartamentos en Alicante, los fantásticos productos que harán de usted la mujer más deseada, los imprescindibles cursos de idiomas/informatica/enfermería/peluquería y estética, el maravilloso y más completo catálogo de juguetes eróticos y hasta las malditas recetas de Arguiñano, que no sé si alguna vez me las han ofrecido por correo, pero mejor que ni se acerquen. 
Madre mía, con la de portazos en las narices que he dado durante toda mi vida a Testigos de Jehova, vendedores de enciclopedias y aspiradores, expertos en seguridad del hogar, especialistas en educación infantil, asesores en telefonía e internet y NO tengo narices de quitarme de encima mis 30 o 40 correos basura diarios.
Y lo peor de todo es que sé positivamente que todo esto NO es casualidad, no se trata de mero azar que pone mi dirección de correo en el bombo junto a otros miles y me toca a mí. Si fuese así, me habría tocado la lotería o el cupón de la ONCE y no. Sólo lo otro.
En fin, ni Agencia de Protección de Datos, ni rezos al Espíritu Santo, ni acordarme de los muertos más frescos de los señores Gates y Zuckemberg, por citar a alguien.
Vaya aquí por delante el único derecho que aún me queda inviolado: el de pataleta.

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