domingo, 27 de marzo de 2016

Hoy puede ser un gran día...

Hoy es  martes. Un día importantísimo en mi vida seguramente. Preveo una serie de cosas que lo van a marcar, que lo van a convertir en una fecha inolvidable.
Se preguntarán ustedes qué cosas son esas (o a lo mejor no se lo preguntan, pero yo se lo cuento de todos modos, es lo bueno de tener el teclado bajo los dedos) 
Pues verán:
  • Ha sonado el despertador y el sol me ha sonreído desde la ventana, como dándome los buenos días (el hecho de que apenas pudiese abrir los ojos era meramente circunstancial)
  • En la ducha, el agua tenía la temperatura ideal, he pasado un buen rato dejando que empape mi pelo. Me sentía bien.
  • Cuando he ido a despertar a mi princesa, me ha recibido con una sonrisa capaz de alegrar el gesto del mismísimo Ebeneezer Scrooge.
  • Hemos desayunado juntas y NO se nos ha caído ni una vez el biscoote con mermelada siguiendo la fatídica Ley de Murphy (ustedes se reirán, pero no pasa día que no se rompa la maldita rebanada y me deje un estampado nuevo en el mantel)
  • Cuando he salido de casa, he conseguido recorrer mi trayecto habitual sin tener que acordarme de los familiares cercanos de ningún otro conductor, lo cual -creánme- tiene su mérito.
  • Luego el trabajo…bueno, ¿quién no tiene un día torcido en el trabajo? ¿y vamos a permitir que eso nos destroce todo el resto? Ni pensarlo, tengo muy claro que hoy va a ser un gran día y no habrá ordenador que me lo estropee.
  • He abierto el correo y tenía un par de mensajes: un amigo al que hace tiempo que no veo, pero que se ocupa siempre de que sepa que está ahí y una amiga que me envía un dibujito por que sí, por que le apetece. En el fondo ellos también están teniendo un buen día. Sin duda.
Ya ven, un día magnífico. ¿Vulgar? puede…es posible que lo sea. Es posible que a la vista de más de uno, no haya pasado nada, no se lea nada lo suficientemente especial como para que yo lo defina como un gran día, pero es que precisamente es eso.  Hay muy pocos momentos mágicos y ni siquiera tenemos tiempo para reconocerlos. Ayer le comentaba a un amigo que , en mi avidez por fotografiar los sitios que visito, posiblemente ni los disfrute. El resto de nuestros días no deja de ser eso mismo: prisa, inconsciencia, vértigo por hacer, decir, coger, y preparar. En el fondo para huir.
En resumen, yo hace tiempo que llegué a la conclusión de que, visto nuestro egoísmo, visto que lo tenemos todo y por duplicado, visto que abusamos de lo que deseamos, visto que somos intolerantes a la frustración, reacios al desánimo y en el fondo un pelín cobardes, ser felices es simplemente una cuestión de actitud, así que yo hoy he decidido tener un buen día y tomar conciencia de cada momento. 
Se lo recomiendo, de veras es buena terapia. Ah, y gratis.
NN.
 

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