domingo, 27 de marzo de 2016

¿Educación?

Hoy voy a romper una lanza en favor de un colectivo que últimamente está recibiendo bofetadas ( figuradas y reales) desde todos los ángulos. Me refiero a los maestros/educadores/enseñantes (táchese la expresión que no esté de moda)
Dejo claro ante todo que NO soy maestra, por lo tanto NO padezco de corporativismo. Lo que sí soy es madre y como tal me veo obligada a entonar un mea culpa en nombre de la mayoría de nosotros.
Todo viene a raíz de una conversación que oí tiempo atrás en una cafetería, mientras me tomaba mi cortadito. En la mesa de al lado se conversaba sobre las agresiones sufridas por un profesor a manos de un "angelito" de quince años y las sufridas por una niña de trece a manos de tres de sus compañeras, con el resultado de pierna rota. Se debatía en la mesa sobre las causas que llevan a nuestros vástagos a cometer semejantes barbaridades y entonces una de las parroquianas del local ha dicho LA  frase: "Si es que no sé como les educan en la escuela".
En ese momento me ha dado un calambre en la mano que sujetaba la tacita del cortado y un poco más y me lo tiro por encima.
Vamos a ver, señora: ¿cómo que "educar en la escuela"? ¿y para que estamos usted y yo?  ¿para tomar cortados mientras otros lidian con nuestros herederos?
Nuestros hijos van a la escuela 5 horas lectivas (en Catalunya, el resto que me rectifiquen, porque no estoy segura)
¿De verdad alguien pretende que , aparte de enseñarles Naturales, Sociales, Lengua Castellana, Lengua extranjera, la Lengua autonómica que proceda, Matemáticas, Religión (o lo que sea), Música, Educación Física y sacarles de paseo de vez en cuando, encima les eduquen  y nos ahorren el trabajo?
Y si tienen que educarles ¿de acuerdo con qué ideas? ¿estaremos conformes después con esa educación -que digo yo que tendrá que ser en la hora del recreo- o nos quejaremos también de eso?
Señora, nuestra labor  y nuestro deber como padres es educarles, proporcionarles unos valores, un marco de convivencia, unos principios de actuación ante la vida. Los maestros nos ayudan en esa tarea unas horas al día, y completan esa educación con unos conocimientos que nosotros quizá no podemos darles, pero lo que no podemos hacer es soltar el niño a las nueve de la mañana en la puerta del cole y recogerlo a las cinco pretendiendo que, aparte de saber resolver raíces cuadradas,  tenga clarísimos los principios de convivencia y sepa discernir entre lo que está bien y mal, y así nosotros, los papis, llegando a casa podamos sentarnos tranquilamente a pelar judías o ver el partido con un "calla niño, que no oigo" como todo tema de conversación con nuestro hijo.
Sí, sé que esto último está un poco sacado de quicio, pero en realidad es que estamos haciendo eso, descargar en la escuela toda la responsabilidad de la educación de nuestros hijos y pedir luego explicaciones de lo que falla.
Y lo peor del caso es que tampoco colaboramos con la escuela cuando son los centros los que toman la iniciativa: charlas informativas vacías, asambleas de padres con una cuarta parte de asistentes, asociaciones de padres que pueden hacer sus reuniones en una mesa de cafetería de tan escaso que es el número de ellos. 
Cierto es que nuestro trabajo nos absorbe, que necesitamos un tiempo para nosotros, pero también lo necesitamos para nuestros hijos.  Lo necesitamos con ellos y para ellos. Para aprender a enseñarles, para saber valorar como valorarles y para comprender que trabajaremos mejor en grupo: maestros y padres, en vez de atacarnos mutuamente y tirarnos la pelota de uno a otro tejado, mientras ellos -los niños- nos miran unos, y se pierden otros.
Quiero añadir un dato que me maravilla sobre la agresión que comentaba al principio. Mientras el chaval de 15 años agredía al profesor y le daba patada tras patada, su novia -otro angelito de la misma edad- lo grababa todo con el móvil con la sana y educada intención de venderlo a la prensa, pedían unos cien euros. Bien, aparte de los expedientes reguladores que procedan, la primera medida ha sido expulsar a la niña del centro. ¿Reacción de la mamá de la enanita? Poner el grito en el cielo y pedir explicaciones de por qué se expulsa a su hija. Si eso no ilustra lo que he expuesto más arriba,  si eso no evidencia graves problemas educativos en esa familia, sobreprotección para unas cosas y dejadez para otras, es que realmente yo vivo en el error. Y así nos luce a todos el pelo.

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